Por las tardes cuando salgo al balcón
Te escucho entre los gorriones cantando
Imagino tu rosto en el centro de los girasoles
que en el campo por la mañana han floreado
Mientras regreso a la cama para refugiarme de nuevo
Te encuentro en el espejo, en ese momento eres yo
Y cuando por fin sales de mi triste cuerpo
huyes al filo de cada cosa que miro y toco
Eres omnipresente como el calor de la estrella amarilla
Todo sucumbe ante tu luz y fuego
Cuando vuelo de Chetumal a México
Te encuentro a 35 mil pies sobre el mar
entre almidonadas nubes púrpuras
Te recreo en la plenitud de la madrugada,
cuando tú sueñas y yo continúo en vela
y a las seis de la mañana, cuando el reloj suena
Te encuentro en las primeras horas,
y en el último canto del gallo
En el viento colibrí que aletea sobre mi cabello
y en la música cuando Delgadillo,
canta “Por favor tenme miedo”
Con anhelo espero los días cuando por fin
escapas hacia donde te espero
Para que tus brazos aceleren el tiempo
y después de una vida, continúes aún conmigo